Desde un sueño en paralelo, y sin despertar, vengo a decirte.
En la certeza de rozar el impulso preciso que trae adherido el esfuerzo, como un premio que atrae otro, y colgando en mí como un imperdible de día, renace la pasión necesaria, para saltar al cielo y caer después a las puertas del averno.
Manteniendo el alma llena, sin ponerla en venta, destierro la derrota en nada, perdida en mi mar, y el tuyo, merecido y deseado.
En la ceguera voluntaria al recorrerte al anochecer, reinvierto mi respiración, latiendo solamente en el sentido de tu aire.
Absurdo el calor desperdiciado, sin dar al saber lo que tienes, y sin poder cuando sabes.
Sigo esperando, estampada en la corriente, al abrigo de miradas.
Desde la alegría de un rayo de paz, confieso que en muchos ratos desafío al universo, lucho contra la lluvia, escalando al viento, y taponando susurros.
Y mi mundo se ilumina, con todos los besos en caravana y las caricias en almíbar.
Devuelta la ilusión entre recortes de instantes, te espero debajo del agua.