A UN PADRE.

Se inundaron de repente las madrugadas de templados biberones.

Recorrió la sonrisa de esa niña cada trocito de tu dia, y mientras en las noches, cálidos abrazos soñados y anhelados.

Sabes cúanto me alegro que el hambre de sentirte pleno y de llenar ese vacío de espera sin sentido, se haya calmado por fín meciendo a tu bebé sin tiempo, sin fecha de caducidad.

Nunca dejaste la lucha hasta llegar ese momento y siempre te admiré por ello.

Dificil, retador, doloroso.

Y ahí la tienes acunada entre tus brazos para cantarle nanas entre tanto ella te tararea con llantos y miradas arañando en cada momento tu alma.

Sabes cuanto me alegro de que la tengas cerca por fín, tuya sin fín.

Tienes tanto que darle, algún dia comprenderá la suerte que ha tenido cuando la cigueña tardía decidió dejarla junto a tu puerta.

Sabes que me emociono de verte y de imaginarte con ella ya?

Sabes sí, cuanto me alegro de que por fín puedas ser padre. Te lo mereces.

Sabes también cuanto te adoro y te quiero? Sí. Ya lo sabes todo. Pero me apetecía decirlo, sonreirte y sentirlo.

Un beso muy especial a esa niña premio al sueño conseguido.

A un padre. A un amigo. A un Ser muy especial.