CARTAS A TI (II)

Deja que caiga la tarde,

que inunden las sombras resguardados rincones perdidos, lejanos,

que sueñe en un lento amanecer que no quiere llegar.

Deja que llegue la noche,

complice, con su calma, paz y sosiego,

y por fín podremos amarnos, tenernos y mimarnos.

No ha pasado un momento, y aún no he dejado de añorarte.

No llores entre resquicios de soledades abandonadas entre muelles solitarios.

Te traigo regalos.

Una caja llena de aire...ese que me guardo para respirar contigo,

un bonito sueño, de esos que te reservo en mil madrugadas robadas.

Deja, que hoy me voy contigo..

me recompongo en volutas de humo, tan puro,

que el aire me transporta a ti, sin esfuerzo ninguno.

Eres la voz de mis dedos, de mis gestos y parpadeos.

Cuerpo lastimado, descansa hoy en mi regazo.

Alma derrotada, duerme ahora entre mis brazos.

Hoy vengo a darle responso al destino errante,

que sepa que no soy marioneta,

mientras esparzo mil ilusiones,

se irrumpe su partitura, se detiene el tiempo, anhelante.

En los susurros de tu boca me presento.

Hace frío. Abrázame.

Probaré de la miel de tus labios la existencia de un mundo inocente,

puro, privado, de puro pecado con clemencia.

Deja,...hoy soy la dueña y señora de la noche.

Me posaré en tu piel de caramelo, cual mariposa exótica,

y lameré la miel que tu esencia me regale.

En los océanos oscuros, navegaremos a la deriva

bajo la luna hechicera, que complice nos espía.

Hoy seré la dueña de la noche.

Y de tus sueños.