DEBERÍA

Hay días y días.

Hay días en los que la pena trastea.

Va, y viene a trastear en mi rincón.

Cuando aparece e irrumpe, implacable, sorprendente.

Indecente!

Qúe hago con ella cuando no sé dónde meterla?

Me sobra.

No quiero mirarla.

Debería ahogar las penas en alcohol, como dicen.

Que agonicen.

Sí.

Pero no sé... Ni quiero.

La reconversión a guiñapos.

O debería ahogarlas, en agua.

Quizás también serviría. En un barreño rebosante, y ponerlas en remojo. Reblandecerlas hasta su disolución.

O debería rehogarlas entre tus brazos.

Eso es lo que debería hacer, ahí se transformarían.

Tú sabes bien que sí.

Tú sabes bien en qué.

Debería estirar lo elástico de lo bello, pero hay días en que amenaza con romperse, porque ya no da más de sí.

Debería convertir la añoranza en lágrimas de cristal con borlas de luz de luna.

Debería prender a la tristeza, con broches de seda roja con forma de amanecer.

Hay días y días.

Debería ser yo.

Debería no pensar en qué debería.

"...es mejor caminar, que pararse y ponerse a temblar...."

Pero si me paro y tiemblo, que sea sobre tu piel...