ÁTAME FUERTE.

Átame a la vida, fuerte, segura, que no quiero dejar de disfrutarla cada segundo, mientras pueda.

Átame a tu vera para sentir tu presencia y todo lo que me provocas.

Átame a ese tronco, antiguo, grande, recio,...cuando llegué el huracán no conseguirá llevarme y lo podré rozar de bien cerca...

Átame a esa torre, alta, retadora, para poder ver de bien cerca la tormenta, el rayo y el viento.

Átame a ese muro, hará que no me tambalee cuando las fuerzas de flaqueza me invadan.

Átame a la silla, si he dicho que no me muevo para defender lo mío y a los míos...no lo haré.

Átame a mis ideas, mis principios y emociones, con ésta gran cadena, porque jamás me separaré de ellos, aunque me unda su peso, jamás seré yo sin ellos.

Átame con mil nudos de marinero a mi barco, que si zozobra estaremos juntos, ese que me acompaña y en el cual navego desde el principio de mis dias, y que me lleva hacia donde quiera que arribe, solo disfruto de la travesía...

Átame al silencio de la noche, ése que tranquiliza en tantas ocasiones, en ese en el que el sosiego de lo acontecido me recuerda siempre quién soy y lo que he llegado a ser.

Átame fuerte a la mano de quien admiro y creo, para que me acompañen siempre en ésta larga aventura.

Átame a ésta tan valiosa brújula, que me guia desde siempre y no quisiera perder, esa que me aconseja y no me deja perder el norte, sin importarle si me aparto de caminos yermos y trillados, establecidos y muertos, buscando otros angostos y revirados, nuevos y por descubrir.

Átame a esa sonrisa, fuerte, mucho, aunque me hagas daño, para en los momentos duros saber que está ahí, porque se que me curará y animará el alma, ayudándome a seguir y superarlos.

Átame a mi alma con todo lo que he vivido, porque ya tiene bastante y se considera afortunada, que jamás olvide que todo lo recojido a valido tanto la pena.

Átame a mis lágrimas...esas que son mi recocijo por todo lo que me hacen sentir, esas que me emocionan y me hacen vibrar por miles de emociones recibidas desde múltiples canales, esas que para nada se parecen a las vertidas por tristezas porque cada una son la recompensa de estremecerme entera ante algo que lo consigue.

Átame a la luz, con un millón de haces luminosos, para no perderme nunca en la oscuridad traicionera.

Átame solo a ratitos, VIDA, no me ahogues demasiado, que quiero seguir siendo siempre que pueda y me lo pueda permitir un alma libre.

Uuufffffffffffff joder, y eso que no me van las atadurasssssssss!!!! ;)